En mis últimos comentario expresé mi duda acerca de la cordura de Pedro Sánchez. Ahora, tengo un alto porcentaje de certeza de que está perdido. Sólo. A punto de cometer una torpeza, triste y hundido.
De verdad que no me preocupa nada lo que le vaya a ocurrir en el futuro. Si después de abandonar la presidencia del Gobierno, termina en la cárcel, o lo que sería un tormento para él, odiado y repudiado por todos, incluido sus fieles seguidores del PSOE. Será algo que se ha ganado con sus propios puños.
Los errores del socialismo, con Sánchez a la cabeza, van a suponer un enorme problema para el futuro del partido en España. Tratar de dinamitar la independencia de Poderes, jugar con la Democracia, pretender cargarse a la Corona, incluso atentar contra la CE, son asuntos de mucho calado, como para que los españoles nos olvidemos de lo que nos ha costado conseguirlos.
Este comentario podría extenderse hasta aburrir al lector relatando los desmanes del PSOE en el Gobierno, pero ese no es el propósito.
Lo que me da pena es de los muchos socialistas que se han tragado sus discursos, sus ataques y sus cambios de opinión sin el menor rubor. Esos que estaban orgullosos de pertenecer a un socialismo liberador y progresista y que, por un partidismo engañoso, han confiado en la palabrería de Sánchez, hasta que se han convencido de que todas esas falacias eran mentira. Todo para perpetuarse en el poder, enfrentando y dividiendo a los españoles.
Pero, más tarde o mas temprano, esos socialistas que creyeron en Felipe Gonzalez tendrán que recapacitar sobre las mentiras que Zapatero y Sánchez nos quieren convencer, y pensar qué queda de aquel PSOE que generó tanta ilusión y hoy provoca tanta desesperación y desconfianza.
Aunque el asunto está abriendo grietas difícil de cerrar, pienso que aún no ha llegado el momento de la regeneración. Muchos, me atrevería a decir que una mayoría significativa, de estos socialistas avergonzados, permanecen en la incertidumbre de renunciar al PSOE y abstenerse en la próximas elecciones generales, o abandonar sus ideales definitivamente. Porque votar otra alternativa les parece una ofensa. Aquí llevan su penitencia.
No será fácil convencerles de que Zapatero, en primer lugar, y Sánchez, después, se han cargado el partido de la esperanza y la honradez. Faltaba la metedura de pata de Sánchez en Europa, siendo el presidente de turno de la UE. Ahora, también en Europa, conocen las artes de nuestro presidente, por lo que deduzco que le va a costar dios y ayuda sacar adelante muchos de los proyectos que procedan de Bruselas, incluida la Amnistía.
Por abrir una ventana a la esperanza, muchos de los problemas que tienen esos siete u ocho millones de españoles, se resolverían leyendo, conociendo nuestra historía y teniendo capacidad para discernir sobre los discursos que nos han contado.
En 1977 se pusieron las bases para conseguir una convivencia sin rencor entre todos los españoles, pero ZP Y PS, han resucitado el fantasma del odio, de Franco y de la Guerra Civil.Yo me pregunto que para qué…..