
Hace tiempo que vengo sosteniendo que Florentino Perez no es el presidente que el madridismo cree.
En mi curiosidad por leer este tipo de noticias he encontrado en El Confidencial la noticia de la desestimación de La Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), de la pretensión del Real Madrid de 400 millones de euros, nada mas, ni nada menos, en relación a la retirada del patrocinio de Cepsa, Ipic, Adidas y Emirates.
Según informa El Confidencial, el Real Madrid solicitaba una indemnización de 400 millones de euros a IPIC, por los acuerdos alcanzados en 2014 que se rompieron posteriormente, por supuesta resolución indebida de un contrato de patrocinio por el que este último adquiriría, entre otros, el derecho a poner nombre al estadio Santiago Bernabéu por un plazo de 20 años. Sin embargo, el tribunal arbitral desestima todas sus pretensiones y no le da derecho a ninguna indemnización.
El conflicto desembocó en la retirada de los patrocinios con el equipo de Chamartín de IPIC, que era uno de los patrocinadores principales junto con Adidas y Emirates.
Según señalan fuentes al tanto del caso, la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), situada en París, ha dictado un laudo condenatorio con el Real Madrid y a favor de Mubadala, el dueño de Cepsa, que absorbió la antigua IPIC, con la que el equipo de fútbol con más títulos del mundo mantenía un enfrentamiento económico.
La cuestión radica en la reforma del estadio Santiago Bernabéu que sufrió un revés cuando, en febrero del año 2015, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidió anular la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, que permitía al Real Madrid iniciar un megaproyecto que incluía, entre otras cosas, un gran hotel y un nuevo centro comercial.
El plan especial, finalmente aprobado por el Ayuntamiento de Madrid en junio del año 2017, dio cobertura legal a la reforma del estadio, pero en términos, como reconoce el Tribunal Arbitral, distintos a los originales.
Precisamente las significativas diferencias entre ambos proyectos fue lo que alegó IPIC cuando, en junio del año 2017, comunicó al Real Madrid que no consideraba que se hubieran cumplido las condiciones suspensivas que activaban el contrato de patrocinio y la obligación de desembolsar los 400 millones de euros.
En concreto:
(i) Que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no permitía iniciar los trabajos acordados en el contrato de patrocinio.
(ii) Que el Real Madrid no disponía en junio de 2017 de una licencia que le permitiera iniciar los trabajos acordados en el contrato de patrocinio.
(iii) Que en consecuencia, existía un impedimento legal para el inicio de los trabajos acordados en el contrato de patrocinio.
Estas son las razones que ha considerado el Tribunal Arbitral que ha aceptado la defensa de IPIC en todos sus extremos».
El laudo considera que el contrato expiró en sus propios términos el 30 de junio de 2017 pues las obras permitidas por la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid eran significativamente distintas de las permitidas por el plan especial, lo que significaba que, como consecuencia de su anulación en 2015, el 24 de junio de 2017, fecha límite en la que se debían cumplir las condiciones suspensivas, el Real Madrid no estaba en disposición de iniciar las primeras, que eran las que las partes acordaron en el contrato de patrocinio.
A mayor abundamiento, el Tribunal Arbitral considera que el Real Madrid nunca pidió el consentimiento de IPIC para modificar el alcance de las obras y la magnitud del proyecto, que redujo su edificabilidad en más de 30.000 m2 y eliminó la posibilidad de destinar 12.250 m2 a uso comercial. Y, en consecuencia, rechaza la demanda del Real Madrid en su integridad.
El Real Madrid puede que gane la Champions League este año si consigue superar al Manchester City en la semifinal. Pero pase lo que pase en el campo, el club presidido por Florentino Pérez ha sufrido una dura derrota en un tribunal internacional frente al fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala, que absorbió IPIC), con el que libraba un arbitraje desde hace cinco años por las discrepancias sobre los patrocinios que pactaron para el estadio Santiago Bernabéu hace casi una década.
Desde que Florentino Pérez anunció lo de la Superliga en El Chiringuito, parece que le crecen los enanos. Si no fuera por la XIV y la última liga, todo serían reveses.
Es cierto que en el terreno deportivo la cosa no le ha ido mal, pero en lo referente a sus actuaciones como presiente del Real Madrid, mas vale que se quede en ACS, donde tiene buenos asesores, porque lo que es, al frente de la Casa Blanca, se está cubriendo de gloria: Mbape, Superliga, Asunto Negreira y ahora lo de los 400 millones.