No se, ni me preocupa, conocer cúal es el número de asistentes a la manifestación, contra la sanidad madrileña, del pasado 13 de noviembre.
Supongo que las principales razones para acudir a la manifestación serán de índole estructural, es decir, que faltan médicos, enfermeros, celadores y ambulancias y que, un buen número de ellos, son interinos, a la espera de que se cubran las plazas que tienen aprobadas.
Por mucho que los defensores de la sanidad pública, a ultranza, se rompan la cabeza, y los sesos, protestando por las deficiencias de la sanidad, no van a conseguir arreglarlo. Ni con el PSOE, ni con el PP. El problema no es la sanidad. El problema es el Sistema
Por eso da lo mismo hablar de la sanidad, que de la educación, o, en general, del conjunto del funcionariado. Un país, como España, no puede mantener un colectivo de más de 3.000.000 de funcionarios. Gestionados desde la protección de sus puestos de trabajo y al amparo de los continuos privilegios. Eso no hay estado democrático que lo soporte. Nos pongamos, como nos pongamos, esto es insostenible.
El problema es que la izquierda demagógica piensa que la solución de la sociedad va por ahí. Por lo público. Que la sanidad, por volver al ejemplo, debe ser pública y total. Que lo privado tiene que desaparecer. Cuando la realidad se empecina en demostrar que el sistema, basado SÓLO en lo público, tiene menos porvenir que el Titanic.
Yo no voy a dar la solución. Para eso están, hoy los del PSOE, y, ayer, los del PP. Pero no hace falta ser muy avispado para darnos cuenta, que con el nivel de exigencia social que tenemos los españoles, nunca lo público será capaz de satisfacer las demandas.
No hace muchos años, en España, existía el servicio de Beneficencia que ofrecían los ayuntamientos. En todos los ayuntamientos se confeccionaba una lista de las personas mas necesitadas de cada municipio, a las que se daba cobertura de médico y medicamentos, de forma gratuita. Los incluidos en este servicio, considerados pobres, no pasaban del 10 % de la población. Hoy la sanidad pública da cobertura al 100 % de la población española.
No seré yo quien critique este avance del 100 %, pero lo que me parece insostenible es que este incremento de cobertura deba ser soportado por un sistema gestionado, exclusivamente, desde el sector público.
Y eso es lo que pretenden los defensores a ultranza de los público, que haya muchos médicos, enfermeros, etc., (no busqueis connotaciones machistas en los plurales empleados) y que sus sueldos sean comparables al resto.
Hace poco me contaron lo que ocurría en un hospital importantísimo de Madrid. En horario de jornada normal de trabajo, en un quirófano sólo se llevaban a cabo dos intervenciones. Ante la necesidad de aumentar el número de las mismas, la dirección hospitalaria, decide abrir los quirófanos, también en turno de tarde, eso sí, incentivando las intervenciones y pagando un plus al personal por intervención. Resultado: se duplican el número de operaciones en la jornada incentivada que en la normal.
Probablemente, de esta cuestión no se debería llegar a la generalización, pero sí a una concienciación de donde radican los males del funcionariado. ¿Es la falta de médicos y de otros recursos el problema, o son las condiciones del Sistema las que impiden su eficacia?
Un profesor, de alguno de los cursos a los que he asistido, decía que en esta vida, hay que optar, entre comer bien, o dormir tranquilo. Los funcionarios eligen dormir tranquilos, es decir, no estar preocupados por su puesto de trabajo. Me parece bien, pero pretender, además, que sus condiciones sean comparables con los que no duermen cada día preocupados por saber si mañana tendrán un puesto de trabajo, me parece una exageración.
Volviendo a la sanidad pública podemos reflexionar con más profundidad, y preguntarnos ¿Por qué hay un déficit importante de médicos? ¿ ¿Por qué no se cubren las plazas y bastantes enfermeros siguen como interinos?
Al final veremos que no es un problema de inversión en la sanidad. Por citar un ejemplo: Desde la CA de Madrid se ha publicado el gasto en Sanidad para 2023, que asciende a más de 9.700 millones de euros, lo que supone un incremento, sobre el presupuesto anterior, del 11,4 %. Dedicando a la Atención Primaria el 25 % del total del presupuesto, o sea, 2.444 millones de euros.
Ni con estos presupuestos, ni con el triple, se arreglará el problema. No es un problema económico. Es un problema del Sistema.
Sólo cuando nos demos cuenta de ello, estaremos en el camino de la solución.