Apenas han llegado los jugadores de regreso a sus cuarteles, después de disputada la Supercopa de España, y ya suenan los tambores de guerra en el Real Madrid.
No me puedo creer que estén pidiendo la cabeza de Ancelotti. Me imagino que en el ideario del madridismo no entra la derrota. En otro caso es difícil de creer lo que está ocurriendo.
No tengo intención de hablar sobre el partido, quiero centrarme en los ecos de la Supercopa, básicamente, en relación con el Real Madrid.
Antes hay que reconocer que, aunque el partido se jugó fuera de España, la organización y la ceremonia, no tienen nada que envidiar a cualquier organización que se hubiera hecho en nuestro País. Mis reticencias iniciales quedan diluidas por las ventajas de la televisión. Tengo la impresión de que todos están contentos: Lo equipos por la pasta que se han llevado. La Federación porque obtiene unos buenos ingresos y los Sauditas gozando con un Madrid Barça en su casa.
El primer comentario va sobre el presidente Florentino Pérez. No recuerdo una imagen de complacencia del presidente madridista, como la mostrada después del partido, en charla con Laporta. Parecía que el triunfo había sido blanco. Ni siquiera el agua que le dió el Barça le quitó la sonrisa al presidente. Supongo que la interesada amistad con Laporta está por encima de los resultados deportivos. Y que la pasta que lleva el Real Madrid tiene más valor que el resultado del partido. Para que luego digan que el Real Madrid no sabe perder. El contraste lo puso Butragueño, que, haciendo gala de su mensaje pastueño, ni siquiera felicitó al campeón. A lo mejor le tocó jugar el papel de malo.
La segunda cuestión es la alineación de Ancelotti. Nacho en el banquillo y Militao tratando de que Rudiger no la liara con Camavinga sin rumbo en el medio campo. Y Rodrigo, Cevallos y Asensio calentando banquillo.
No entiendo muy bien qué está pasando en el Real Madrid. Después de un comienzo de temporada que hacía presagiar una marcha militar en la Liga, resulta que el equipo se ha venido abajo. El entrenador, dias antes de la Supercopa, ya avisaba de que el equipo no se encontraba en la mejor forma. No es que no esté en la mejor forma, Carletto, es que ha perdido las composturas.
En la delantera, Vinicius va retrocediendo los poquitos escalones que había subido, gracias al poderío de Benzema. Supongo que Ancelotti ya ha pensado, más de una vez, sentarle en el banquillo y está esperando a que la cosa se caliente un poco más.
Por otra parte, no es propio de un entrenador quejarse, como lo ha hecho Ancelotti, antes de un partido. Ni es costumbre de Ancelotti hacer esas manifestaciones. Por algo las habrá hecho. Yo creo que está mandando algún mensaje.
Seguro que tienen algo que ver con la salida de Casemiro y las contrataciones de Tchouameni, y Camavinga, que no son del agrado del entrenador y que, en poco tiempo, han pasado de figuras a cuestionados.
También se está comprobando que Rudiger es peor que la carne de caballo y Alaba irá dejando entrever porque el Bayer lo soltó gratis. Y, curiosamente, ahora el Bayer quiere contratar a Nacho.
En cualquier caso intuyo que hay más de un problema dentro del vestuario. Hazard, Asensio, Nacho, Carvajal, incluso Valverde que poco a poco irán dando la cara.
Y, por último, el madridismo. La verdad que no los entiendo. ¿Como se puede estar pidiendo la cabeza de Ancelotti, por perder un par de partidos?
Ahora resulta, que Ancelotti que era el entrenador idóneo para el Real Madrid, de buenas a primeras, se ha caído del caballo. Ya no cuentan las Copas de Europa ganadas, ni las ligas. En el Madrid la confianza vale mientras ganas.
El Real Madrid tiene un problema de plantilla que, el entrenador y los técnicos, conocen perfectamente, pero que las altas esferas no quieren abordar porque tienen otras prioridades. Mientras que el madridismo no haga ruido en las gradas, la Directiva seguirá a lo suyo.
¿No pudo, o no quiso, Florentino fichar ni Mbappe, ni a Halan? Al parecer no había dinero. En lugar de comprar jugadores de futuro, se trajeron medianías, vestidas de celofan, para contentar a los aficionados con el señuelo de que vienen gratis porque el Real Madrid es el equipo de su vida.
Y, sin embargo, sí hay dinero para el mausoleo de Chamartín que se está construyendo Florentino Pérez. Para eso si hay millones y millones.
Florentino tenía un gran equipo, pero no tenía un gran estadio. Ahora va a tener un gran estadio, pero se ha quedado sin equipo. A Florentino, si no le sale bien lo de la Superliga, se le va a caer la aureola de fenómeno.