LA PERDIDA DE REFERENCIAS EN LA SOCIEDAD

La situación actual de la sociedad española adolece de una falta de principios y de referencias, que la convierten en un batiburrillo de discrepancias y de insatisfacciones.

Fomentado por los partidos progresistas, o de izquierdas, como prefiramos llamarles, las referencias sociales se van perdiendo. Esto no es una cosa de ahora. Es de siempre. Salvando honrosas excepciones, ya superadas en el tiempo, el resto de los planteamientos progres, están dirigidos a modificar el estatus.

Vayamos con lo anecdótico. Están en contra de la guerra. Pero depende. Si hay que arrimar el ascua a su sardina, es un no, pero que parece un sí. Si necesitamos centrales nucleares, los ecologistas , se oponen, aunque sea una necesidad, como es el caso actual. Si pretendemos progresar en la igualdad de genero, ahí va un desmadre de feminismo. Si se necesita controlar el gasto, suben los impuestos para aumentar los despilfarros. Subvenciones, ministerios, proyectos inútiles…. Si nos preocupa la inmigración, en lugar de regularla, abrimos puertas y ventanas para que se llene la casa.

Con todo, que no es poco, lo mas grave es la perdida de referencias. Por lo general la izquierda genera antisistemas. Todo hay que cambiarlo, incluso lo que funciona, por el simple hecho de estar establecido.

La familia deja de ser una referencia, incluso la pareja ya no es lo que debe ser. Aparece el fenómeno de la familia desestructurada, que no es, ni más, ni menos, que cada uno de sus miembros por su lado, y los hijos dando tumbos de uno a otro.

La autoridad del maestro, la inhiben las AMPAS, que son quienes manejan los colegios. Se confunde el apoyo a los niños que no pueden, con los que no quieren. A los primeros hay que ayudarlos, a los segundos hay que exigirlos. Con tal de decir que todos somos iguales se olvida el principio de la exigencia, de compromiso y de esfuerzo. Si somos iguales para que esforzarnos.

La Justicia, Ay la justicia, no la reconocen más allá de una herramienta para conseguir legalizar sus atropellos. Según ellos, la legitimación la tiene la izquierda. Así de claro, y así de absurdo.

Lo mismo ocurre con la unidad nacional. ¿Por qué España tiene que ser como es? .

La bandera, el himno nacional. Qué más da. Eso son signos carcas y fascistas. Para no reconocer estos signos de identidad, algunos se proclaman «hombres del mundo». De risa y de pena.

Las referencias históricas que no les gustan, las cambian por las que más les convienen. La economía, la maltratan con la enteléquia de que hacen un reparto más justo, incrementando el clientelismo y la deuda hasta zonas de riesgo nacional.

La única esperanza es qué, los que nacen, o se hacen de izquierdas, al alcanzar la madurez, cambian de carril. Abandonan estos postulados y renuncian a sus falacias. Salvo los que perseveran y se radicalizan.

Lo que más perjudica a la izquierda es el paso del tiempo.

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