El mismo Santiago Abascal sabe que el uso de la moción de censura presentado por el grupo VOX no es el que prevé la Constitución Española de 1978.
En su artículo 113 la CE, proclama que el Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura.
Hasta ahí, parece razonable el propósito del grupo Vox. Pretenden que las Cortes Generales exijan la responsabilidad política que, entienden, tiene el Gobierno de Pedro Sánchez, como consecuencia de sus errores políticos al frente del Gobierno de la nación.
Pero la moción de censura no debe terminar ahí. Si sólo fuera ese el propósito de la moción de censura, quedaría cojo el planteamiento de la exigencia de responsabilidad. Por eso, las consecuencias de que una moción de censura sea aprobada, como recogen el art. 113 y siguiente de la CE, son, en primer lugar, la necesidad del Gobierno de presentar su dimisión ante el Rey, y la segunda, que el candidato incluido en la propuesta de la moción de censura, sea investido de la confianza de la Cámara a los efectos de su posible elección como presidente del Gobierno.
Sin que tenga nada contra el candidato, parece que VOX tiene sólo, como objetivo, obligar al Presidente del Gobierno a pasar por el Congreso de los Diputados para que rinda cuentas sobre la marcha de la gobernabilidad nacional, obviando las consecuencias previstas en la Carta Magna.
El Sr. Abascal no contempla la posibilidad de que la moción de censura salga adelante. No sólo por que las cuentas no le salen, sino porque la elección del Sr. Tamames como candidato, parece indicar que así es su planteamiento. Más parece que pretende mover el árbol, a ver cuantas nueces le caen en su canasta, que llegar a la Moncloa a través de la moción de censura.
Ni siquiera con el apoyo del PP, sacaría adelante VOX la moción de censura. Ni contando con que determinados votos puedan acumularse, a última hora, a los 149 con que contaría en el caso de que PP y Ciudadanos votaran a su favor. Por tanto, no adivino cuál sería el beneficio para Vox de la presentación de la moción de censura, más allá de unas pocas nueces.
La CE, exige la décima parte de los diputados de la cámara para que sea admitida la propuesta de la moción de censura. Una vez presentada, el candidato, o el grupo político que lo presente, debería contar con unas minimas garantias de que su propuesta puede ser apoyada por la cámara.
En la última ocasión en que fue presentada la moción de censura por Pedro Sánchez, los grupos que soportan al actual Gobierno, contaron con el compromiso del candidato, de que no les iba a faltar de nada, como así ha sido, a cambio de que apoyaran su propuesta. A Pedro Sánchez no le importó lo más mínimo ofrecer lo que fuera necesario, con tal de sacar adelante su moción. Ese monopoly aderezado por el tancredismo de Rajoy, que estaba loco por abandonar la Presidencia del Gobierno, permitieron el cambio en el mismo.
En esta ocasión las cosas son distintas. Todos lo que están chupando del frasco no van a abandonar a Pedro Sánchez hasta que las urnas le pongan de patitas en la calle. Y los partidos que podrían apoyarla, no encuentran razones para ello.
Desde mi punto de vista no debería aceptarse una moción de censura que, aun siendo presentada por la décima parte de la cámara, no persiga todos los requisitos que establece la CE y no cuente con una mínima garantía de salir adelante. En este caso, una herramienta democrática de control y exigencia al Gobierno, como es la moción, se convierte en un mitin publicitario de los que, a priori, saben que no progresará.
Así, Pedro Sánchez y sus socios, dedicaran sus intervenciones a contarnos más de lo mismo, incluso, se verán algunas actuaciones tratando de ridiculizar al candidato y al partido que la presenta.
En cuanto al candidato, no termino de entender las razones por las que el Sr. Tamames, ha aceptado llevar el peso de la moción de censura. Supongo que intentará poner en evidencia al Gobierno del Sr. Sánchez relatando el sin fin de acontecimientos que afean la gestión del Presidente y de su Gobierno. Pero a Pedro Sánchez le bastará con preguntarle al Sr. Tamames por su proyecto de gobierno para dejarle fuera de juego y desviar su discurso a derroteros inútiles y ridículos.
Desconozco el presupuesto que conlleva reunir al Congreso durante una semana, pero se me antoja que , en esta ocasión es un gasto superfluo.