La amnistía de Sánchez permite la vuelta de Puigdemont, la candidatura de Junqueras y devolver el dinero a los golpistas.
Solo con leerlo se ponen los pelos de punta. Sin entrar en detalles del entramado jurídico, y de las razones por las que esta reforma es anticonstitucional, simplemente, pensando en el impacto social de tales medidas, deberían de ser razones suficiente para que esa porción de españoles, de buena fe, saltara de sus sillas como un resorte ante tamaña barbaridad.
Puedo entender la pasividad de parte de los españoles, que hemos aprendido de lo ocurrido en el 36, y preferimos la prudencia, al enfrentamiento. Esperando que el asunto se pueda resolver con mayor conocimiento de nuestro pasado, una mayor concienciación de la sociedad y una actuación de la Justicia acorde a nuestro constitucionalismo
Pero lo que no entiendo es cómo unos socialistas que han presumido de ser los garantes de los derechos, que han aireado los cien años de honradez, que dicen pretender cambiar el mundo, por uno mejor, pasan por esta vergüenza, de volver la cabeza, ante una traición a España. Sencillamente, no lo entiendo.
Salvo que la vergüenza sea todavía peor, y no se sientan españoles, como alguno de ellos vocifera, para no reconocer su frustración.
Y aquí radica el problema. Resulta que la mayoría de los socialistas que conozco despotrica de Pedro Sánchez, desaprobando su actitud con independentistas y etarras, pero cuando llega la hora de la verdad, de decir basta, esconden la cabeza debajo del ala y se tapan la nariz para consentir esta maniobra. Son ellos, los que esconden la cabeza, los cómplices de todas las «hazañas» del Presidente del Gobierno. Aunque la culpabilidad sea, exclusivamente del traidor, cuando se culmine el desaguisado, ellos siguen apoyando con sus votos el atropello.
Que pena, recordar aquel socialismo de finales del siglo pasado que quería abrir ventanas para sanear la sociedad española, muerta por la dictadura de cuarenta años, y verlos ahora que tienen que cerrar puertas y ventanas para tapar el hedor de sus conciencias.
Volviendo al tema de la amnistía encubierta. Me pregunto si esto servirá para resolver el asunto de Cataluña? O sólo se trata de un apaño entre golpistas, asesinos y traidores para seguir en el mando?
Si se tratará sólo de lo primero, hasta haciendo un esfuerzo, sería capaz de entender el alcance del indulto. No de la transformación del delito, si ello sirviera, para reunirnos todos dentro de la Constitución, casi habría que darlo por bueno. Pero lamentablemente, los acontecimientos no apuntan por ahí. Lo que se ve es una confluencia de intereses espurios encaminados a sacar tajada cada uno del melón. Unos marchándose de rositas de lo ocurrido el 1 de Octubre en Cataluña. Otros, Bildu, blanqueando los crímenes etarras, con el apoyo del PNV y, otro, Pedro Sánchez, rebuscando entre tanta basura para seguir en la Moncloa.