No es la primera vez, ni será la última, que un Presidente de EEUU, o un organismo internacional, descarta a Sánchez para tratar de algún tema de cierta trascendencia internacional. Le ignoran. No le aceptan como socio, ni como aliado. Desconfían de él. Y nos dejan a España en el grupo de los mindundis.
La cuestión no es nueva, y al pobre Sánchez todo le sale mal. O quizá bien, cualquiera sabe lo que nuestro Presidente tiene en su cabeza. A lo mejor piensa que los que van en sentido equivocado son los otros.
No hay cosa que toque que no se equivoque. Yo he pasado de la aversión, a la pena. No entiendo cómo puede aguantar. Cómo puede dormir. Como no se aparta y acepta su responsabilidad dejando el Gobierno. De todas maneras hay gente para todo. Y en el caso de Sánchez, a tenor de lo que estamos viendo, podemos esperar cualquier cosa.
Yo pensaba que Zapatero y Sánchez eran tontos, pero que va, de tontos no tienen nada. Lo que les pasa es qué han cogido el tren equivocado de la vida, y no saben bajarse. Por eso no merecen respeto. Lo que dan, como digo, es pena. Y lo que les espera es de órdago a la grande.
Y no digamos, los españoles que siguen creyendo que son unos fenómenos. Esos también son dignos de lástima. Con lo fácil que es bajarte del tren cuando compruebas que te lleva a un destino equivocado.
Lo que les pasas, tanto a uno, como otro, a Zapatero como a Sánchez, es que entienden que las reglas de la política las pueden interpretar cómo ellos quieran. Como si estuvieran descubriendo el mundo. Como si ellos fueran dueños del destino, y no son mas que dos pobrecitos que han tenido la oportunidad de jugar a la política, en un país, que lo tenía de cine, y lo van a dejar como un estercolero.
Pensé que Zapatero no sería superado por malo, pero ahora veo lo equivocado que estaba. Los errores de Sánchez se cuentan por sus intervenciones. Sus acuerdos de gobierno son lamentables, sus gestiones de la pandemia, de juzgado de guardia, su mala gestión económica, sus intromisiones en la justicia, su concesiones territoriales, sus mentiras y ocultaciones son otras cuestiones por las que Sánchez no puede dormir tranquilo y pasará a la historía como otro presidente socialista nefasto para España.